Por Lord Meizoso IX
Isabel cierra la puerta tras de sí, la gran placa de hierro da un golpe seco que
retumba entre las lozas: el eco escapa, con un sonido familiar; algo lo
persigue.
La empuja, la observa, le grita; esta no
se abre -“terca”- la llama: está encerrada. Decide seguir, tal vez
encuentre algún camino. ¿A dónde? No sabe, por el momento no lo importa.
Nunca
le ha importado
Nunca
lo ha pensado
Nunca
ha pasado…
La vela que lleva en su mano baila en
la sombras, la tenue luz ilumina cada paso que da; los demás quedan a oscuras,
como si nunca hubieran sido dados.
-Qué extraño, todo parece ser tan
familiar, un “deja vu”- pensó
De
nuevo.
Todo estaba tan oscuro, como si flotara
en un abismo, y esa luz la mantuviera a flote; como que sin ella, no existiera.
-¿Hola?- dijo una voz extraña.
A su lado apareció un hombre: quedó
paralizada,
-¿De
dónde salió?
De
la nada
Nada
está aquí
-¿Qué hace
aquí?- preguntó el hombre.
-Estoy perdida- dijo. Se sentía
consumida por una sensación extraña, como si deseara que aquél hombre se
largara de inmediato.
-No deberías estar aquí; ¿cómo
llegaste hasta aquí?
-He estado perdida- repitió, como si
se encontrara condenada a repetir aquella oración simple –eternamente repitiendo-.
-Sí, lo sé; pero, ¿cómo llegaste aquí?
¿Qué haces aquí?
-He estado perdida- dijo, vomitando
sílabas.
He estado perdida
He estado repitiendo
El hombre la miró, perplejo; la miró
atentamente e hizo el ademán para que ella lo siguiera.
Caminaron varios minutos, el silencio
–interrumpido por los pasos- tenía un efecto inquietante, como si cada piedra
de aquel lugar detectara algo que quisiera inmediatamente fuera de sus
entrañas, y por alguna razón ella sentía que ese algo era él.
De pronto, sintió un golpe de aire,
sintió una abertura de salida.
Salida a ninguna parte
A ninguna parte, salida.
-Por aquí.- dijo él, y avanzó hacia la
abertura.
Isabel no alcanzaba a ver el exterior;
una luz blanca.
He avanzado
Mientras pensaba
Que todo estaba bien,
Que estaba en paz;
Vida.
Isabel cierra la puerta tras de sí, la
gran placa de hierro da un golpe seco que retumba entre las lozas: el eco
escapa, con un sonido familiar; algo lo persigue.
La volvió a empujar, la volvió a
observar, le volvió a gritar; esta nunca se abre-“terca”- la llama de nuevo:
está encerrada; ha estado encerrada; estuvo encerrada; estará…
El muerto sólo conjuga
en pretérito.
He estado perdida
Repitiendo
Repitiendo
Repitiendo
Repito…
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