-
Las
elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina y cada vez nos
sentimos más y más confundidos en cuanto a nuestra decisión, en lugar de ser lo
contrario. Se habla de ello en todas partes, se hacen comparaciones de una y
otra índole, pero sigue sin haber una respuesta clara. Como película del oeste,
tenemos la buena, el malo y el feo,
no quedando claro cuál es el menos peor.
-
La
buena nos quiere dar la confianza del
cambio prometido por su partido pero le falta credibilidad, no termina de convencer,
le falta carácter. Para muchos carece de experiencia para manejar un país. Su
estrategia deja mucho que desear, así
como dice una cosa dice otra.
-
Por
otro lado tenemos al malo, adversario
mortal de la buena. Se le tiene
miedo, viene de un partido viejo, obsoleto, con una línea de pensamiento que no
ha cambiado en muchos años, cuyo único cambio es el rostro juvenil de su
candidato. No es de fiar, para muchos, por estar manejado tras bambalinas por
uno de los personajes políticos más controvertidos.
-
Y
al final tenemos al feo, que además
se le pinta de loco. Idealista, soñador, con unas ganas aparentes de cambiar al
país, hacia un rumbo conocido e incierto. A muchos les recuerda a un Chávez, un
Castro, sin el carácter de lograrlo. Con tintes socialistas ha estado cambiando
su plan, convenciendo empresarios, que son la primera línea de manejo del país.
-
Ya
solo falta ver que rumbo toma este filme de comedia dramática, pues al final
alguien va a reír y el pueblo inevitablemente va a llorar. Hay que pensar bien
a quien le vamos a regalar nuestra libertad, dígase su voto, señor ciudadano.
Me gusta la analogía que hiciste con la película de Sergio Leone.
ResponderEliminar